¡15 x Igmar en Salamanca!
"Dicen que están distribuidas por todos los rincones de la montaña o en la vera de los riscos serranos o bajo las aguas o en lagunas y represas naturales. A ellas concurren hombres y mujeres y todo aquel que, deseando adquirir alguna suerte o ciencia para vencer en el juego, en el amor, en la pelea o simplemente la sabiduría para el ejercicio de la magia, está dispuesto a entregar su alma al diablo en pago de la enseñanza que recibe. Pero antes debe vencer la repugnancia que le producen la multitud de animales asquerosos y reponerse a la noche y al misterio. Vencidas estas dificultades, el iniciado, en medio de frenéticas orgías, entre música y danza comienza su aprendizaje". ( Félix Coluccio, 1978).
1. Me vine con Igmar, mi amante germana, y a quien mucho le agrada la obra de Sade, a vivir a Salamanca - no la española, otro "pueblo de brujas", pero por acá, mas al norte, muy cerca de Los Vilos, hacia la cordillera -.Vinimos a Salmanca con la profana premeditaciòn de dos obsesos, quienes, resignadamente se dirigen a cumplir un presagio fatal.
2. A Igmar no le agrada la idea de gentes que van en busca de otras gentes: en su personal imaginario germánico, nadie busca a nadie, y nadie encuentra a nadie, todos están en todas partes, y cada uno encuentra solo lo que sus ojos le permiten "ver", o sea las búsquedas solo existen para los "ciegos", búsquedas siempre "a tientas".
3. Igmar va de preñez. De mi exclusiva o solo accidental colaboraciòn con el engendro, no me interesa dar cuenta - me basta por darme por enterado de mi participaciòn subsidiaria, o còmplice para con esta gestaciòn y sus secuelas, milagros o desgracias de la vida -. Mucho me agradaría, he de admitirlo, que la criatura llevara los mechones pelirrojos de su madre, pero como Igmar me siga pidiendo que la azote mientras follamos, muy probablemente este hijo se perderá durante la gestación - la otra noche, queriéndole patear el culo, le pateé un costado de la panza, y aún no se le pasa el dolor, veremos que dice el médico después de que le hagan el examen ese de la pantallita -.
6. Cuando conocí a Igmar, en aquel burdel, me dijo: sì me has de llevar contigo solo te pido una cosa, ¡nada de amor profano!, a lo que respondì preguntando:- ¡Igmar!, ¿a que te refieres?-. Ig, me respondió: - ¡Puedes abofetearme todas las veces que se te antoje, aùn y cuando no te pida que lo hagas, pero nunca, nunca, intentes penetrarme por el culo!-.
7. Desde que Ig y yo estamos juntos, no sé, me pasa que solo se me antoja follar por el culo, y me he vuelto un froteur frustrado, afortunadamente acá en Salamanca no hay muchas instancias de aglomeración, pero pierdo el sueño por las noches, acariciando la idea de volver a Santiago, subirme al metro y a las micros a las horas peak, para discretamente, ir acercando con minucia la palma de mi mano derecha a cuanto culo fortuito se me ofrezca exultante, para sobajear una nalga, furtiva y rastreramente.
8. Otras veces pienso, que quizá todo esto no haya sido necesario, que debí haber evitado todo cuanto nos hubiera impedido, a ti y a mí, seguir juntos, o premeditado todo cuanto hubiera impedido que tu te fueras, y luego yo no me volviera a sentir desvalido, y con siniestro automatismo, hubiese vuelto por las noches a los puticlubs y a los cabarets màs sòrdidos, y un de tantos, no recuerdo cual, hubise conocido a Igmar. Pero también pienso, que ahora mismo, tu y yo, juntos, tendríamos otro tipo de vida de mierda, tan parecida a la que Ig y yo compartimos: tu me habrías prohibido otra perversión y yo me habría obsesionado con llevarte la contraria, con transgredir otra censura y entonces, quien sabe que estaría premeditando todas las noches, siempre al coste de mis horas de sueño.
10. Me gustó cuando estuvimos juntos, sobre todo, recuerdo mucho cuando fallábamos. Después que te marchaste, pensé que podríamos haber follado con mas desparpajo, o mas perversamente. Presumo que es porque ahora que te escribo estas cosas, ya no estamos follando, y es imposible que volvamos a follar, entonces, tu ya sabes: la imposibilidad + el recuerdo, la inminencia vs. la imposibilidad, me pueden, me sobrepasan, y no me queda mas que escribirte: me gustaría estarte metiendo mano ahora mismo y que tu me metieras a mí, y que nuestras manos se cancelaran en el franeleo concupiscente de un desorden promiscuo tal, que si nos estuviésemos viendo a nosotros mismos, como los espectadores del febril desmadre que protagonizamos, nos viéramos solo como dos fieras calientes babeando y, por supuesto,con cara de babosos.
11. Sobre el punto anterior, es algo que he podido ir intuyendo de mis días con Ig, más bien de mis noches, pues ella es mucho de practicar el ejercicio de "stop, rewind, play", y es que tiene esa capacidad de parar abruptamente todo en el punto más alto, para recalar en un punto intermedio, propenso a reflexiones verbalizadas del tipo: ¿te enteras de lo que estamos haciendo?. Temo que un dìa no recale en medianìa alguna y lo mande todo directamente al carajo, no por mì, no por ella, solo porque siempre es bueno ser temeroso de algo. Pero, lo que pasa con Ig, despuès que sùbitamente oprime el stop es que se queda inmersa en sus cavilaciones tanto tiempo, que yo allí, impávido, a media asta, me veo obligado a optar por desembarazarme de mis propios ímpetus - y apelando a un autocontrol que nunca antes formò parte de mi repertorio de disciplinas-, y para sobornar el suspensum, estiro entonces la mano sobre el velador para alcanzar el libro de turno y me reinmiscuyo en la lectura. Luego, cuando a Ig ya se le pasa, tímidamente se acurruca para lamerme el glande con ternura - aquí es donde termina el rewind, y ella vuelve a oprimir el "play"-. Una puesta en escena que se reinicia con un "beso francés".
12. Luego, debo admitir, que lo de la preñez de Ig, al menos a mì, me ha tomado por sorpresa, pues el convenio era follar indefectiblemente con condón, hace mucho tiempo no se escuchan historias de condones que se filtran y mucho menos de condones rotos, que viene siendo parecido a escuchar historias medio truculentas o historias inmisericordes. Luego, sucede siempre, que pasar de las instancias buco vaginales a las instancias propiamente tales, implica un intermezzo para enfundarse la pija en látex- canciòn de amor mientras tanto -, pausa que ciertamente omitimos en aquella función de cine de trasnoches, cuando Ig, a pito de nada, se bajó los pantalones, se hizo la comisura de las bragas a un costado de la vagina y se me acomodó encima, constriñéndome la cara con las tetas: uno/verga al aire y pa'lante; dos/vulva-planta carnívora; y...tres y cuatro y cinco y... yo de mi parte, involuntariamente resumido por los gajos de la mitad de un pomelo que me engulle y al mismo tiempo se exprime en mi...e Ig, de la suya, tan cagada de la risa, como cuando después me dijo: ¡joputa!, it seems like i'm pregnant! De otra parte, muchas veces, las maternidades postergadas operan como conjuros auto proferidos, y bien que mal, lo de las restituciones o remiendos generacionales, es un asunto que para mí, a esta parte, resiste todo tipo de análisis. Obviamente, ese domingo por la tarde fuìmos a ver "Persona", ese fin de Bergman, acaso el màs experimental de todos, en el que Liv Ulman hace de una actriz de teatro, que sùbitamente pierde la voz en la mitad de su performance de Elektra.
13. Algo me dice que Ig no folla por follar, que tampoco le gusta que la golpee, pero que sì, alguna otra vez, esa vez que es siempre una vez impostergable en la memoria, la penetraron por el culo. Algo tambièn me dice que no es casualidad que despuès de follar con Igmar, me queda un sabor àcido en la boca, - no me interesa enhebrar mis deconstructos mentales en lo que a la acidez de los pomelos y los mechones pelirrojos en todas partes de Ig, pudieran tener relaciòn -. Nada me dice que Igmar no desee ser madre, nada me asegura, que es todo lo que ha querido en la vida, ¿debiera tender a pensar que nada tiene que ver el que de cuando en vez me pida que la golpee y desee perder al engendro?, ¡no empezarè a formularme preguntas en el punto trece!
14. ¿Qué otra cosa puedo decirte?, que te cuides, que si vienes, que sè que Ig no te haría asco, pero es que vivimos mas precariamente que cuando estuviste acá, la verdad, mas no nos hace falta y estamos viendo para acomodar a la criatura dentro de la maleta de Igmar, le acondicionamos el fondo con un colchòn de plumavit y ¡ya veras como nos queda un pesebre portátil a la pinta!. Pero ya para otra persona mas, honestamente, no queda espacio, y tu necesitarás un espacio propio, para concentrarte en tus estudios filológicos. No te creas, no veas en menos la tradición lingüística mapundung, no solo tiene que ver con la simbología, la fonética es jodida también, por cierto: ¿te dije que pensamos ponerle a la criatura un nombre mapuche?. Ya sabes, a pesar que Bolaño devino en mito pop absoluto - saltàndose las canonizaciones -, pues ya se ven tipos con claras ìnfulas de escritores postmodernos que llevan remeras estampadas con "Bolaño fumando", Bolaño fue de alguna forma un tipo muy digno, y por eso llamó a su hijo: Lautaro.
15. Muchos besos, cuídate y no te fíes de la "píldora del día después", porque el "día después" NO existe nena. A propòsito de nada, te puedo hacer una ùltima pregunta: ¿cómo reaccionarias tú si un tío te tocara el culo a pito de nada?, ¿alguna vez te ha pasado?, ¿está penalizado esto allí?
JB.
"Una vez en la entrada el principiante que llega por primera vez tiene que desvestirse totalmente en la puerta de la cueva y pisar el vientre de Cristo que está atravesado en la puerta. Una serpiente, que no es más que el diablo, se le envuelve desde los pies hasta el cuello. Si consigue mantenerse sereno ante todo eso es admitido en la sociedad brujeril; pero si experimenta repugnancia o repulsión es perseguida por las brujas para causarle daño."… "el diablo les da una mula. Cuando el valiente la monta, aparece ante su vista un inmenso campo cubierto de pastos que se transforman en puñales. El aprendiz entonces aprende a domar por el temor a caer sobre los puñales."
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