Pen(ùltimas) Re-currencias...

Leyò a Maturana y se volviò, unos dìas hìgado, otros dìas, torrente sanguìneo, y otros terminaciòn nerviosa, volviò a leer a Maturana y se declarò ciego.

Leyò a Jodorowsky y se volviò, un dìa metàfora, otro dìa, otra metàfora, y otro una tercera metàfora, al cuarto dìa, resucitò de sì mismo, fuè al supermercado, comprò pañales desechables ultra-absorventes y nunca màs se volviò a sentar en un inodoro (y con ello anulò por fin su devenir irremediablemente discursivo, dialèctico y moralista).

Leyò a Nestor Sanchez y luego del punto final, se dejò estar donde lo habìa pillado el punto final, muchos dìas despuès, ya barbado y mugroso de tan abandonado de sì mismo, dudo en sì tender la mano a la limosna, y antes del ùltimo dìa de tragarse la saliva, cerrò los ojos, y levitò (nunca leyò a Ouspensky).

Leyò a Bolaño, y al tercer cuento, se preguntò: ¿por què esto no lo escribì yo?, y se dijo a sì mismo: ¡Bolaño habla de mì!, ¡Bolaño soy yo! y ¡la irreverencia literaria soy yo!, y ¡el exilio soy yo!, ¡y el DF es tambien mi ciudad!, y ¡Blanes es mi ùltimo balneario catalàn!, y ¡Santiago y Chile y sus poetas, son perfectamente obviables!, y releyò a Lihn y quiso ir a buscar a Nicanor a Las Cruces, pero antes lo encontrò en sus artefactos en una exposiciòn institucional, y creyò que con eso bastaba, y le enviò un borrador a Herralde - nunca tuvo respuesta -,y al final, no escribiò màs y se autoproclamò crìtico literario, y enjuiciò y condenò y asì se granjeò muchos poetas enemigos que lo odiaban en silencio y hasta lo querìan matar en silencio, pero ninguno se atrevìa, y entonces no tuvo una muerte literariamente heròica, ni patètica, y sintiò que todos se olvidaban de èl, y se resignò: Bolaño no era èl - y Pepo, y Condorito, tampoco eran èl -.

Leyò a Sàbato y a Hesse simultaneamente, y proclamò a diestra y siniestra que la segunda guerra mundial habìa sido la ùltima humanamente factible, y que despuès todo serìa siempre irremediablemente postguerra, y a partir de un dìa cualquiera, no se supo màs de èl - pero no se le olvidò -.

Leyò a Cortazar, siempre de madrugada, y cuando lo terminò, tratò de escribir en gìglico, luego tratò de escribir de este y del otro lado pero inteligiblemente, y todo lo que escribiò se le desordenaba, y al final, tomò un curso de fotografìa y se alistò de por vida como reportero gràfico de revistas de farandula de bajo presupuesto.

Leyò todo Neruda, se embadurnò de toda la miel, y escribiò poemas de amor y desamor para todas las mucamas, secretarias y dependientas de tiendas de departamentos, de quienes se enamorò, y al final, nunca correspondido, se declarò fan nùmero 1 de Coelho, y viviò segùn las enseñanzas dulces del nuevo enviado del new age del conventillo, y adoptò una niña infectada de Sida, y cuando creciò, se enamorò de ella, y sintiendose rotundamente incogruente, inconsistente, ingràvido, al final, se suicidò.

Leyò a Roberto Arlt y a Kafka y de por vida se dedicò a la timba, al ruleteo y a vacacionar todos los años en Praga, y a vestir de riguroso gris y a premeditar paseos citadinos solo los dìas de lluvia, y a seducir solo mujeres felizmente casadas, y enviò una solicitud para que lo admitieran como voluntario de la Legiòn Francesa ya disuelta, y votò siempre nulo en las elecciones durante las primaveras democràticas, y abjurò de todas las coronas, y blasfemò de la Santa Iglesia escupiendo en las pilas bautismales y hasta en la Fontana de Trevì, y un dìa se soñò despertando en el cuartucho de un hotel de mala muerte luciendo dos largas antenas entomològicas en la cabeza, que lamentablemente se quebraròn contra el respaldo al no saberse acomodar sobre su lecho, por fin, tan inhumanamente.

Leyò a Laiseca, a Fowgill, a Vicente Battista y a Juan Martini, a Aira por separado y solo durante las temporadas estivales, se olvidò de haber leìdo a Macedonio, y tambièn misteriosamente a Borges - y por consiguiente a Piglia y a Pauls, y a Fresàn por super pop -, y un dìa se presentò sin cita previa, a la consulta de un afamado psicoanalista lacaniano, y exigiò ser atendido, y cuando exasperada ya la chica del recibidor entendiò que su caso iba de algùn tipo de demencia infame, le dijo que estaba bien, que serìa atendido, y mientras esperaba, tomò un diario de la fecha, y de pronto entendiò, que bastaba solo con leer siempre la secciòn de policiales, y sin avisar, y sin pedir disculpas, se marchò.

Leyò La Guìa Mèdica de Remedios Caseros - preparada por los editores de Prevention Magazine Health Books- , leyò Saber Relajarse - de Simon Moneret - , leyò Trastornos Depresivos en la Pràctica Diaria - editado por Hoecsht Ibèrica S.A. -, leyò La Mùsica en la Encrucijada - de Abraham Chasins -, y leyò Martes y Venus en el Dormitorio - de ¿còmo no?, el mismìsimo John Gray Ph. D. - y leyò El Jurado de Grisham, y leyò tantas cosas antes de volver a leer a Edgar Allan Poe.

Leyò, leyò y leyò, no leyò a Castaneda, porque Spinetta ya se lo habìa leìdo de otra forma -pero sì a Krishnamurti y a Osho -, y de leer en leer leyò y dejò de leer el dìa en que un àngel hiper sexuado le revelò que lo suyo habìa sido siempre lo ùltimo que leyò: la "Decoraciòn del Hogar & Mueble Moderno" - de Kônemann - y descartando "Salas de Estar", "Cocinas", "Terrazas", "Escaleras" y "Dormitorios Infantiles", se especializò en "Bibliotecas" sin nunca poder garabatear un bosquejo mìnimamente aceptable para la mentada "B. de B(abel)".

Listening bonus (while writing!):

Tive razão
Seu Jorge - Live @ Montreux / 2006 -.

Tive razão
Posso falar

Não foi legal, não pegou bem

Que vontade de chorar, dói

Em pensar que ela não vem, só dói

Mas pra mim tá tranquilo, eu vou zoar

O clima é de partida, vou dar sequência na minha vida

E de bobeira é que eu não estou,

E você sabe como é que é, eu vou

Mas poderei voltar quando você quiser.

ô ô ô ô ô ô ô ô, lá lá lá...

Demorô vai ser melhor...

Heading Photo:
AVANT-GARDE BRAZILIAN PHOTOGRAPHER IN SEATTLEAn exhibition of approximately one hundred photographs by Vik Muniz on view at the Seattle Asian Art Museum through January 15, 2007.