Craziness beyond frontiers

Thursday, November 29, 2007

Vitàcora del Desamor V (y final) - Desatando Nudos.






Desatando Nudos
by Ravioli (http://www.myspace.com/raviolinet)

Desperté sin haber podido
conciliar el sueño en tu ausencia.

La ambición puede ser mortal
y sin vos alcanzo a darme cuenta.

Tantas calles vienen a decirme
que ya no estás màs.

(dejame mirar por última vez tu rostro)
Solo quiero alcanzar por última vez a
tocar el cielo.

Por favor, podrian silenciar
su voz
me está mortificando.
Tantas calles vienen a decirme
que ya no estás más.
Tanto tiempo desatando nudos
de recuerdos.

Tema 2. de "ALBUM PARA LA JUVENTUD VOL.1 (Parìs 1,980)",
editado por Azione Artigianale, Buenos Aires, Agosto 2,006.
Todos los derechos pertenecen al autor.


El resto es como encontrar ese libro de John Cage sobre la Mùsica del Silencio en la Librerìa del Màrmol, en Lavalle y Ayacucho, y hojearlo y postergar la compra, pero apretando bien los dientes, o estar sentado allì, a salvo de la hùmedad, una tarde-noche cualquiera de este Noviembre Porteño en la sala 2 del Cine Gaumont km 0, frente a la Mùsica Nocturna de Filipelli para ver a Enrique Pyñeiro postergando tambien,. indolentemente, siempre, la escritura de "un libro sobre mùsica", mientras Adriàn Iaies escribe de otra forma, borrando toda dactilografìa contra el piano.

Otro "bloque de pasado", otro "bloque de pasado" (A. Pauls), el resto siempre seràn intentos fallidos de decir las mismas cosas de maneras extravagantes, extraterritoriales, imprudentes e no aptas para incautos.

Ah!, Basta de Pensar! & Ey!, Dr., hace tiempo escucho voces! (spin).



Y:


Valientes de certeza
by Flopa (http://www.myspace.com/flopalestani, con un link a: ¡¿Juarroz?!
Pensar que la duda es un alto precio
como el valor medido por certezas
y mejores ofertas que cree
que saber qué hacer en vez de pensar
se adquieren y se pierde fácilmente
el vuelo interceptado por el piso
encarcelado el ánimo rebelde
en páginas leídas hace tiempo
la huella en el barro se borra
y se extienden a recibirte
páginas leídas hace tiempo
brazos valientes de certeza.

Tema 12. de "DULCE FUERTE GRAVE",
editado por Azione Artigianale, Buenos Aires, 2,004.
Todos los derechos pertenecen al autor.

Me voy, impàvido, mustio, prendo el faso, tiro el faso, prendo el faso, lo tiro, en el entremedio, la fumarola, siempre al final, cenizas...y, agradecer, agradecer, agradecer, agradecer, agradecer......

a:

Elvio y a todos los chicos de Lumbre, en Huellas y en el estudio "Potaito", en Liniers, pero realmente en Floresta, y muy especialmente a Ale Leonelli, y a la "Cèlula Dormida de Honduras Libregrupo": Alex Kodric, Nico Kodric y Gabriel Falciola, a todos por hacerme este periplo y esta estadìa màs llevaderos, tambièn por las puestas en escena (hasta ahora), a Malosetti y Rada, a Giunta, a Dimeola y Parmisano, a Oscar Kreimer y a su hija, a Ravioli y la banda, a Juan Cruz Urquiza por la ondaza y la humildad, a los Open 24 ....ahhh!!!!, y por supuesto gracias Robert Wyatt.....

L.


Bs.As., 11/07.

Friday, November 16, 2007

Bitacora del Desamor IV (*)


Noviembre 16, Parìs 813, Comuna de Santiago Centro, RM, 21:14 hs.



¿Dònde termina tu displicencia de mosquito vampirezco y dònde empieza tu arte?, ¿dònde y cuando, impertinencia y no plagio?, ¿dònde y còmo abandono y no alienaciòn?, ¿dònde y para què èmulo del èmulo del èmulo del primer primate dogmatizado?.



Tus pincelazos incandescentes, tus armònicos aràcnidos, tu maltrecha ficciòn no te redituan, pero tampoco eso es tan dramàtico como tus despojos en cuanto, en tanto artista.



La desazòn es inficcionable, ¿no te das cuenta que tu literatura nace, se reproduce y muere solo en el instante en que aprietas las palabras hasta hacerlas añicos imposibles de rearmar en un gemido?



Todos fuimos borrachos en nuestras imposturas, - y aùn peores, fuimos castigables, imposibles de mencionar siquiera, inexcusables, implausibles de cualquier forma de exoneraciòn -, por supuesto, antes de sospechar de la ecuaciòn: locura autodiagnosticada + conmiseraciòn autoproferida = patètica impotencia ò imperturbable flacidez. Y si hablamos de sospechas y no de tomas de conciencia es para no repetir, regurguritar tres veces: ¡absurdo!, ¡absurdo!, ¡absurdo!, como quien espera ser redimido de algo que nunca intuyò muy bien.



Una letra es una letra, un pentagrama una criptificaciòn inùtil, cualquier trazo un retazo, el pliegue irreparable de la siempre incontenible arruga, la incompletud en ciernes: ¿no te da pena ir por allì buscando coherencias y aterida de miedo por decir no saber muy bien que vestiras mañana?, y te pregunto claramente "pena" y no "verguenza", porque està visto que la verguenza es una categorìa reservada para las situaciones de tu ser y de tu estar en las cuales, todos los inciertos engendraron profecias inapelablemente presentables, si no mediante esta, la otra y la màs inverosìmil de las justificaciones.



Yo, tù, ellos, incapaces de levantar los ìndices acusantes para increpar a alguno: "debeis vivir antes de morir, ese es el orden y lo mandatorio".



Es que no has leìdo, has fingido hacerlo como se finge nostalgia, apetito insaciable y dolor agudìsimo, has solo posado la vista sobre estos abrutpos racimos de palabras, sin concederles un gramo adicional de peso, sin apurarlos a caer con la pesadez descarada de una mirada como debe ser una mirada dedicada: mìnimamente acuosa, quizà hasta empapada, o solo entrañablemente pèrfida, como la del que mira apretando los ojos pero enchufado, por partida doble siempre, a las incòmodas orejeras de un estetoscopio.



Y es que asisto, desisto de asistir y luego igual que antes y que siempre me tienes allì - aquì me tienes- , de alguna forma comprometida y ferviente, presenciandote hacer, decir, y al final viendote partirlo todo con una recriminaciòn como ùnico acto final concebible.



¿Monologabas cuando decias quererme?, ¿a quien mierda le hablabas carajo? Es una putada gigante querer estar en todas partes, ¿no te enteras que al final nadie se queda ni con el pan ni con los pedazos?, ¿no te enteras que al final nadie, ninguno se queda con nada de nada?



No es contigo, no es con ninguna, no es con el que canta y razguea y algunas noches se cree que nos lleva de meditaciòn suburbana en transmutaciòn onìrica, otra vez; antes del espectàculo impenitente de cualquier desnudez, me marcharia, por la puerta de entrada como ùnica salida, sin haber pensado siquiera en sacarme los pantalones.



Por lo pronto, me marcho de este paìs, sì me preguntaras a tu manera: siempre sin pecado concebida, te dirìa, que me gustarìa mucho marcharme al tuyo, pero ahora sè que prefiero las certezas de la incerteza antes de verme deshollado frente a tì.



¡Ja, ja, ja!, no, no voy donde se termina el dinero, o donde el dinero no hace falta, o donde el sol jamàs se sintiò de esa manera, no voy siquiera y retoricamente hacia adentro, voy por ir, por ir nomàs, por ir, a la ratonera como mayor probabilidad.

(*) Mucho de "Ètica para Naufragos" de J.A. Marina, muy conveniente para no darse por enterado que uno està siendo geogràficamente transgredido.

Wednesday, November 14, 2007

Bitàcora del Desamor III.


Viña del Mar, Mièrcoles 14 de Noviembre.


Tolueno e Iridio, Mercurio, Tungsteno, Cromo, todas las substancias a punto de Baño Marìa y el Fierro fundido en herramienta al desuso, ¿què torpeza marca el doblez de este tramo?, ¿quièn conspira contra quièn primero o despuès en esta comedia de situaciones?


Aguas muy turbulentas, viscosas como meados, cuando la màs tìmida marea es potencialmente un maremagnum, versos bàsicamente ininteligibles o solo premeditadamente disonantes, las pulsiones tintilineando restringidìsimas al àmbito fenomenològico de los campanarios, de pronto una sirena, o el estallido de un obùs que fuè disparado hace un siglo y medio.


Una cuadrilla de diletantes rondando un camastro, àngeles de la guarda en uniformes de campaña o remedos de santos, ìconos semovientes que se postran en torno de la angustia disfrazada de lecho de muerte, recièn nacidos cagàndose de la risa a los gritos, sin palabras, sin pañales, con el culo irritado al aire y sin red.


Es difìcil, pràcticamente imposible, y ademas aconsejablemente inaùdito que esto, aquello, o lo otro, lo inedito y tambien lo inevitable, tome forma, tamaño y se suntantivice para ser racionalizado y despues se recuerde.


In extremis, lo que viene flotarà como un globo aerostàtico autosustentable, implosivo, en atmòsferas del èter màs tòxico y a la hora màs pesada del calor, y si te digo que te limites a las posibilidades ambiguas de tu naturaleza, te digo tambièn, te suplico, que cerremos filas juntos contra los malditos inevitables: trenzar los cuerpos en un nudo ciego para despuès tomar cada uno un microbus en la direcciòn contraria, pero tambièn te advierto y te prevengo, que màs vale escupir al cielo que dejar rodar una làgrima a destiempo.


Asomo mi impasividad y mi ingenuidad camèlida al encuadre de la pantalla, màs como oliendo que como dejàndose ver, ensancho, expando mis posibilidades nasales hasta el lìmite elàstico de los cartìlagos y de un respiròn me tomo por derecho toda la fetidez de las palabras, que huelen a moho, a carne cruda y tambièn pòlvora mojada.


Chillo ¡Mamà!, chillo ¡Papà! y cuando ya domesticado, dejo de chillar, hablo y digo, y pronuncio perfectamente, a modulaciòn educada, los nombres de mis hermanos, y tambièn rezo en silencio.


Entro, discretamente, procurando no incomodar con mi presencia al regente, a una librerìa de usados, me topo, o se topan conmigo, lomos y caràtulas y tìtulos impronunciables de autores canònicos, desando mis pasos con el fervor con el que me retirè del atrio de una iglesia para poder contestar que no sè de dònde vengo siempre que me lo pregunten.


Luego, de nuevo, me paro, reaparezco conveniente y convincentemente afeitado frente a mì, bajo la mirada hasta mis piès descalzos y me rìo de mì como solo se puede reir de sì mismo, un loco, un enfermo, o los dos simultàneamente.





Tuesday, November 13, 2007

Bitacora del Desamor II.


La bondad de estas gentes, la buena fé o simplemente la fé, proselitista de estas gentes.

El alcohol que corroe a tal punto que el siguiente trago es a punto de vómito, el vómito que no es vómito y solo es amenaza gástrica, la fé que se diluye amenazante y un vómito que no llega a ser nausea y solo es bilis anegada, petróleo en el mar, óleo en las entrañas enmascarando el esmeralda de las mareas más obtusas, más lentas, tan amargas.

Una callejón que pierde oblicuidad por dejar de ser empedrado para sentirse adoquín en cada pisada, tan difícil de recorrer, durísimo en cada paso, gélido con la frialdad del viento torrencial que lo demarca, lo cuadricula, lo ciñe y lo estampa, brisa marina, lejanísima, tan proximal, tan reptante, tan recurrente, tan despojada de soles, al abrigo de la sombra de cada neón ingrávido, botillerías, rotiserías, tiendas de "noseques", del todo, de la nada, de la bisutería más extraña, del disfraz de la sorna.

Un aperitivo apetecible, una mesa como un desván y las viandas, la nobleza de estas gentes, que como gendarmes de su destino, redefinen las vigilias emulándose serviciales hasta el colmo de lo angélico, que bien podría ser lo mismo en el borde discreto de lo sórdido.

Arbitrariamente y misteriosamente las cosas se van disponiendo sutilmente, un beso fortuito es un beso fortuito, casi solo un lenguetazo desde Cristina temeraria, incandescente, locuaz y descaradamente desenamorada.

Abrupta, en su repertorio de gestos fugaces, divinisima de tan impoluta, dama y cadalso de evanescente, tan inapropiadamente mustia y flácida, flagelante, tan apropiadamente olvidable, tan dispuesta, tan prometedoramente indispuesta, tan hormonal al fin, al final y de vuelta y media.

Todos podemos ser un amasijo de cartas, todos podemos ser un revoltijo de palabras, todos podemos ser tan amables como decadentes, todos somos promesas de todos que ninguno le insinuó al otro al oído como el secreto mejor guardado, pero al final y de vuelta y media, nadie va por la vida, incoherente, inconsistente, semiebrio, estampando besos por allí, como va, como fué Cristina, y acaso, será ese su único y auténtico mérito y tambien el secreto a voces de su esencia febril y apresurada.

Y aunque la visión de un contorno se puede apurar, la visión de Cristina atropella tanto que tritura, al perro, al hombre, al cadaver que empezó a ser antes que peatón sin siquiera poderse haber dado por enterado como vendedor ambulante.
Cristina, retóricamente, abruptamente, una metáfora finísima, casi poéticamente invidiable, inasible como el sopor, o como la demora en figurarse embistiendo su grupa. Cristina, bestialmente Cristina.

Al borde de la desgracia, al borde del fanatismo, al borde de la vereda, impolutamente conformando el tráfico, siendo traficado y traficando, eructos, genuflecciones, miradas elocuentes, oteos, pedos, jadeos, suspiros, ufanas exhalaciones.

El trance es toda la vida mi querido Fritz, y el impasse es absoluto, la totalidad, categoricamente rebato, debato y confabulo contra una temporalidad mesurable de vendimia en vendimia, de hielo en hielo, de arrebato en arrebato o de probabilidades de cáncer cutáneo en cáncer cutáneo.

Toda primavera no es más que el más decadente atrevimiento, todo verano es muerte, todo invierno es una promesa, la dejadez: el inmanente otoño.

Las temporalidades, si acaso, y con muchísima suerte, son solo rastreras, y por tanto, pretensiosas, vanalmente inasibles, absurdísimas, al igual que las matemáticas, la suma y la resta de los momentus es igual siempre a cero, indefectiblemente, y aún en tanto más, las grafías no tiendan a cero.

Y cuando el pecho se abulta exultante, también se constriñe minimísimo, pues el signo de la hinchazón es el exabrutpo de la contracción, de la estrechez, de lo ínfimo y lo efímero, potencialmente amamos, potencialmente desgajamos honrando la abultez como nuestro mayor padecimiento, y constritos, basurales, detriturales, exalamos ese inevitable último respiro.

Yo no me nutro de ti, no me nutro de mí, no me nutro, acaso solo me amamanto bajo el sol, con palabras.

Y las músicas, que suenan y resuenan en mi mente, fatídicas y fantasiosas, fastidiosas y onerosas en exceso, no alcanzan a emular las pulsiones del que va, se queda, vuelve, piensa, se cree que resuelve, y apenas posterga su muerte.

Pásame la lengua Cristina, pásamela pornográficamente, inmiscúyela en mi boca, hazme callar, cancélame, séllame el verbo, dame de tu silencio dentífrico, hazme callar te lo suplico, amapola mi insolencia de un sorbo, aflórame, redímeme, obtúrame con una bofetada salival.

Y yo me vestiré alhajado de perlas frente al mar, renegrecido de sales, aterido de ganas, y cangrejeramente, no obstante, huiré de tí.




Bitacora del Desamor I.


Valparaiso, ¡Martes 13! de Noviembre.



Perder como unica consigna.

Perder el juicio o la razòn, perder por perder para seguir perdiendo, y asi desmesuradamente perderse dentro de uno mismo, enfrascarse, intoxicarse, saturarse con uno mismo, enfermarse de lo propio, contagiarse de esa plaga que se expande dolorosa, que se hincha como ganglio y huele ferozmente, fatidicamente al olor epidermico de la piel que nos ronda, nos contiene, nos da esa forma atroz que nos entrega a los demas como una sensaciòn multidimensional y putrida de nosotros mismos, de eso que somos, organismos en extinciòn, tenues organismos con infulas expansivas y purulentas, nada, ni siquiera tripa, ni siquiera pasto seco ni siquiera un sospechoso sintoma de "nisiquieras".

Turbulencia sin pausa, movimientos con la cadencia del patetismo, ruta de lo pòstumo, de la incompletud, de la sagacidad y el atrevimiento crònicos, de lo añorado y lo entrañable, de lo ilusorio por infame, de lo inflamable en ciernes, ni siquiera pasto seco, ni siquiera un sospechable sintoma de "nisiquieras".

Y es que si acaso nos ronda un sintoma, es el sintoma de la muerte, eso a lo que huele el aire sì uno afloja las mandibulas y apreta los parpados con fruiciòn por un segundo para dejar de olerse a si mismo como el epìteto desafortunado que es, ente animado pero antes ente nominado y fatalmente denominativo, entes incidiosos en la palabra, entes combustibles, ni siquiera pasto seco, acaso humo en ciernes, acaso el remedo de una bastardez, o el tristisimo episteme que detona y denota tan de adentro de cada uno y que algunas tardes troca un siempre inoportuno sentimiento por esta insensata sensaciòn de vacuidad.